lunes, 27 de diciembre de 2021

Los dinosaurios

Carmen Cuervo


Los amigos del barrio pueden desaparecer. Los cantores de radio pueden desaparecer. Los que están en los diarios pueden desaparecer. La persona que amas puede desaparecer. Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire Los que están en la calle pueden desaparecer en la calle .Los amigos del barrio pueden desaparecer pero los dinosaurios van a desaparecer. No estoy tranquilo mi amor; hoy es sábado a la noche y un amigo está en cana. Oh mi amor, desaparece el mundo. Si los pesados mi amor llevan todo ese montón de equipaje en la mano. Oh mi amor,  yo quiero estar liviano. Cuando el mundo tira para abajo s mejor no estar atado a nada. Imaginen a los dinosaurios en la cama. Los amigos del barrio pueden desaparecer, los cantores de radio pueden desaparecer, los que están en los diarios pueden desaparecer, la persona que amas puede desaparecer. Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire, los que están en la calle pueden desaparecer en la calles, los amigos del barrio pueden desaparecer; pero los dinosaurios van a desaparecer.
Charly García

viernes, 24 de diciembre de 2021

Navidad

Carmen cuervo


 Yo vengo de ver, Antón, un niño de pobrezas tales, que le di para pañales las telas del corazón.

Lope de Vega

lunes, 20 de diciembre de 2021

Quiere y no quiere este color mi pecho

Carmen Cuervo


 ¡Color que, un momento, el humo toma del sol que lo pasa; vida mía, vida mía, fugaz y coloreada!

Juan Ramón Jiménez

viernes, 17 de diciembre de 2021

Voy a ver si puedo correr

Carmen Cuervo
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Este día empieza a crecer. Voy a ver si puedo correr con la mañana silbándome en la espalda o mirarme en las burbujas. Tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie. Cuidan de mis alas unos gnomos de lata que de noche nunca ríen. Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir, mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena. Tengo mucho tiempo por hoy, Los relojes harán que cante, Y la espuma gira en torno a mi piel, me han puesto manos para hablarle a las cosas de mí. Y al fin mi duende nació: tiene orejas blancas como un soplo de pan y arroz y un hongo como nariz, cuatro pelos locos y un violín que nunca calla, sólo se desprende y es igual a las guirnaldas, es que nunca calla sólo se desprende y es igual a las guirnaldas. Este día es algo de sal, me dejó vibrando al nacer, pesa y es liviano como un hilo sin nombre, suena un poco a mi guitarra. Tengo que aprender a ser luz entre tanta gente detrás. Me pondré las ramas de este sol que me espera para usarme como al aire. Y es que al fin mi duende se abrió, tiene un corazón de mantel y batón y un guiño al ver que todo es verdad. Ya los gnomos cuiden a un violín que siempre canta, nunca se adormece y es igual a las guirnaldas. Y es que nunca calla, sólo se desprende y es igual a las guirnaldas.

Luis Alberto Spinetta

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Rara, como encendida



 
Carmen Cuervo

No sé cuál es la cara que me mira cuando miro la cara del espejo; no sé qué anciano acecha en su reflejo con silenciosa y ya cansada ira. Lento en mi sombra, con la mano exploro mis invisibles rasgos. Un destello me alcanza. He vislumbrado tu cabello que es de ceniza o es aún de oro. Repito que he perdido solamente la vana superficie de las cosas. El consuelo es de Milton y es valiente, pero pienso en las letras y en las rosas. Pienso que si pudiera ver mi cara sabría quién soy en esta tarde rara.

Jorge  Luis Borges

jueves, 9 de diciembre de 2021

Todos estos años de gente

Carmen Cuervo

En el extremo de la calle la florista se emborracha con Legui Y la ciudad la mambea un instante y la devuelve en su silla.
Todos estos años de gente, todos estos años de gente.
Frente a los vidrios de un banco un anciano desfallece sin nombre. Los pordioseros lo reclaman desde un pozo en el aire  de Ezeiza.
Hay un tinglado inconcluso donde moran dos bolitas ilegales pero limpios. Y entre las lluvias y los Falco ya no viven ni adentro ni afuera.
Luis Alberto Spinetta


lunes, 6 de diciembre de 2021

Cruzar la raya

Carmen Cuervo

¿Por qué las hojas ocupan el lugar de las hojas y no el que queda entre las hojas? ¿por qué tu mirada ocupa el hueco que está delante de la razón y no el que está detrás? ¿por qué recuerdas que la luz se muere y en cambio olvidas que también muere la sombra? ¿por qué se afina el corazón del aire hasta que la canción se vuelve otro vacío en el vacío? ¿por qué no callas en el sitio exacto donde morir es la presencia justa suspendida del árbol de vivirse? ¿por qué estas rayas donde el cuerpo cesa y no otro cuerpo y otro cuerpo y otro? ¿por qué esta curva del porqué y no el signo de una recta sin fin y un punto encima?
Roberto Juarroz

sábado, 4 de diciembre de 2021

La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado

Carmen Cuervo

La sombra sigue sombría noche; una luna clara destella tranquilla. El aire puro destila el azul celeste; el sabio alquila viaje. ¡Por supuesto! La atmósfera de la flor regenera  el olor, se incorpora, evapora para la aurora su olor.
En ocasiones la brisa
De los verdes olmos pasa y se estrella en las dulces rama, en el fondo del alma que la reclama. ¡Es un remedio para todos los males!
Un punto se declara lejos de la casa se convierte en una vara; es una confusión; larga, negra, rápida. Nada más la doma, ella se agranda, sube, cubre el horizonte.
La oscuridad avanza y dobla su negrura; ¡Su funesta apariencia toma y sobrecoge el corazón! Y temblando presagia que esa oscura nube encierra una gran tormenta en su enorme horror.
En el cielo, no hay más estrellas. La nube cubre todo con sus glaciales velas. Esta allí, solo y de pie.
El viento lo empuja, lo excita, su inmensidad se irrita; ¡Al ver su flanco que se agita, se comprende que esta en el límite!
Se repliega y se agrupa, aprieta sus vastos harapos; apenas contiene los centelleos que le vienen de sus vientos norteños; la nube en fin se dilata, se entreabre, se rasga, explota, como un matiz escarlata as corrientes de sus negros torbellinos-
El relámpago resplandece; luz brillante que os ciega y os quema los ojos, no se desvanece, la tormenta silbante. Lo hace brillar, encenderse mucho mejor; vuela; en su curso mudo y rápido el horrible viento lo conduce y lo aviva; el rápido relámpago, en su fugitiva marcha por sus zigzags une la Tierra a los cielos.
El rayo parte instantáneamente; tempestea, truena y el aire se llena de sus largo ruido; en el fondo de los ecos, el inmenso ruido zumba, envuelve, presiona todos de sus resquebrajosos crujidos. Triplica sus esfuerzos; el relámpago como la bomba, se lanza y rebota sobre el tejado que sucumbe, Y el trueno estalla, y se repite, y cae, prolonga hasta los Cielos sus aterramientos.
Un poco más lejos, pero tembloroso todavía en el negro cielo la tormenta continúa, y de sus fuegos ensombrece y colorea la oscuridad de la silbante noche. Entonces por instantes los vientos del norte la mueven. Se calma un poco, el trueno se esparce, y después se acalla, y en la lejanía rueda como un eco solamente que fue.
El relámpago también es cada vez más raro. De vez en cuando muestra sus fuegos, no es más la cruenta lucha donde los vientos combatían entre ellos; llevando a otras partes su sombría cabeza, el horror, el estampido de la tempestad un poco más tarde, se detiene, finalmente huyen sus bulliciosos juegos.
En el cielo la última nubes barrida por el viento, en el horizonte esa gran tempestad ha cambiado muy rápidamente; no se ve a lo lejos en la sombra más que una espesura larga, sombría, que se va, se tiñe de negro, oscuridad toda en su desplazamiento.
La naturaleza está tranquila, ha perdido su miedo; es dulce y dócil y se regocija el corazón; si el trueno ruge y con su profunda voz allá preocupa al mundo, aquí no se le teme más.
En el cielo la estrella con un luz más pura brilla y se devela en el seno del azul celeste; la noche en la tregua, que toma y sueña, y que se levanta, no tiene más oscuridad.
El agradable aliento del dulce hálito que camina como un suspiro, silenciosamente, la hoja inclina, la zalamería, y provoca placer.
La naturaleza es aún mucho más pura y se duerme; en la embriaguez. La señora, sí junta una cama de oro.
Toda alegre, la flor se calma; su corazón tranquilo destila el útil olor.
Ella huye, bella noche; una luna clara destella.

Julio Verne

domingo, 28 de noviembre de 2021

Formas

Carmen Cuervo

No sé si pájaro o jaula, mano asesina o joven muerta jadeando en la gran garganta oscura o silenciosa; pero tal vez oral como una fuente, tal vez juglar o princesa en la torre más alta.

Alejandra Pizarnik

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Verás cosas rotas por todos lados



 
Carmen Cuervo

Nunca imaginara que tal vez un día, con peluca suelta quedara el muñeco, los ojos ausentes, la testa vacía. Sin fondo, un abismo, semejaba el hueco del cráneo desierto, y en esa agonía, a pesar de todo, resonaba el eco del tierno «mamá», que se repetía. La imagen, por siempre, del pequeño exánime viva en mi memoria subsistió obstinada era yo tan tierna y tan pusilánime, pero, temerosa de algún alboroto,
le pedí a mi madre no dijera nada; y nunca nombramos el muñeco roto.

Marilina Rébora